Debe elevarse el grito
en el que me amordazo,crezco, anego?
La luz velada que se trasmuta en rito
desvalida, titila, como el farol de un ciego.
Desembridadas ansias de beber la tibieza
en inseguridades, bañarse en dudas rojas.
Esa seguridad tan blanca, esa firmeza
sabe a jactancia amarga que viene con las hojas.
Los cerrados salones de las almas, las ganas
ya en otoño,y de otoño, de hojas se han llenado,
vino el otoño gris tan poblado de canas
que cuelgan la coherencia de un hilo equivocado.
Y cuelgan las preguntas, igual que telarañas
que buscan asumirse, ser, estar, encontrarse.
Se levanta la brisa y mueven las pestañas
el temblor de la fe con que tambalearse.
Quien tiene las respuestas?
A veces las preguntas
solo traen hojas muertas.