Que fue antes, el niño o el poeta
o fue el poeta niño, quien lo sabe?
En la mente del niño todo cabe
el nido de aquel árbol, la veleta,
el verso inacabado de ese cielo
que monta en bicicleta
por esa lejanía ancha y llana.
Hay recuerdos de tiza por el suelo,
del sabor a manzana
del huerto de la abuela.
Y del olor que deja la cazuela
en la lumbre ya puesta, !que consuelo!
de la comida sana. Y la mañana
subido en la morera vieja y alta
nunca jamás me falta
el grito de mi madre y del abuelo.
Más la sabrosa y dulce mora
sabe mucho mejor si esta lejana
y se cae de madura.
Y la breva, que en el vientre atesora
la precipitación dulce del higo
la serena hermosura
que en el riego consigo
de subir a la cumbre de su altura.
Me emocionan los libros, la lectura
hace los dedos huéspedes, y un libro
me hace soñar despierto. Me equilibro
sumando a tantas letras las que creo
y en garabatos dejo en los papeles.
Desde que tengo dedos son claveles
desde que miro pájaros los veo
cometas coloridas en el viento.
De letras y palabras me alimento
Pero soy niño, y en niño corro y río
juego al tranco, a la raya y a la cuerda
El patio de la escuela me recuerda
las risas y las chanzas cuando crío,
los enfados de Santi y el contento
de volver a tenernos al momento.
Cae el geranio abierto, y los rosales
regados de la escarcha con la aurora
dan a la abuela Luz, la luz que pide
para el mandil tan negro. Y a raudales
se derrama la tierra y no se mide
la generosidad de los barbechos
para la siembra nueva y soñadora.
Aire limpio y callado de los pechos,
y la mirada limpia, sosegada.
Ya esta la mies segada
y la parva en la era está extendida,
ya es la cosecha y su provecho.
Se hace agua la frente de mi padre
perlada de sudor. Mueve a la vida
y a que la vida cuadre.
Miro su planta alta y ofrecida
a un futuro más cierto y más seguro
saliendo del presente mas oscuro
de una tierra que no regala nada.
En verano la noche esta estrellada
y la gente que espera su futuro
saca el hoy a la puerta, pueblo llano
que en la calle refresca su solano
Los niños en la noche calurosa
jugamos por las calles, y es hermosa
la primera mirada, el primer paso
hacia esa niña, esa, y de su mano
sentir una victoria y un fracaso.
! Que ingenua la belleza! Que gozosa!
y que inseguros sientes esos ojos!
Las paredes, las puertas, las macetas
pasan de los oscuros a los rojos
los grises de repente son violetas.
Hay una calma chicha en los rastrojos
y canta la cigarra enfebrecida
con el roce primero de la vida
y los labios parecen dos cometas.
Ya barrida la puerta, ya regada,
las hogazas calientes y en la mesa
mi madre nos despierta y hace lumbre.
Valle moreno, llano tierno, cumbre
manantial de lo claro, ser, promesa
dulzura fuerte y suave llamarada.
Sin mi madre me vuelvo casi nada
y cada día siento que me alumbre.
Diosa negra, dulcísima mirada
que fecunda los días cuando besa.