Como la mira!, que mezcla de admiración y ternura. Ella, apenas sus miradas se rozan, se arrebola, tímida sonríe y baja los ojillos. Juguetean con los pies bajo a mesa, y atenta y tierna le arregla el pantalón mientras procura esconder su mirada de la mía. Él se la come con los ojos, con las manos, todo el cuerpo es un universo de señales. Es un quiero y no puedo de despertar del hombre y se muestra, la muestra orgulloso y solícito. Tiene su sonrisa un algo de presuntuosa dicha, a partes iguales. Dichoso el que camina de la mano del pasado, el presente y el futuro. Aquí mi padre, aquí mi vida. Y sin palabras, en un momento comprendo todas y cada una de las cosas que hablamos cada noche, todos esos volcanes que le estallan en el pecho. Apuran la coca-cola mientras no paro de soltar obviedades y bromas, para no tener que apartar los recuerdos, y mientras ellos se levantan y se van. Hay tantas cosas que decirse, tantos tactos que explorar, tantas risas por reír. No se que decirles, soy feliz mirándolos, casi se me llenan los ojos de lágrimas viendo como se alejan de la mano, tan jóvenes, tan tiernos, con tanto que dar y recibir. Cuidado, cuidado, que mi corazón esta colgando en tus manos. La vida acecha tras las esquinas.
Ellas me hacen libre cuando dejo que vivan, que salgan de mi boca o caigan de mis dedos como una lluvia fina que sin mojar me cala. Pero a veces son barrotes de la cárcel de alma y nos cierran el paso, encadenan la vida. Mis palabras me hacen, soy mis palabras. , todos y cada uno somos aire exhalado en fonemas y sílabas, en renglones y líneas. Palabras, gran invento. La distinción del hombre de cuanto lo rodea
1 comentario:
Son un milagro desde el mismo momento que nacen. Y lo son cada día.
Dale un beso a calambres de mi parte.
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