domingo, 22 de septiembre de 2013

Laberinto

Laberinto Jorge Luis Borges
Poema publicado el 10 de Noviembre de 2008

No habrá nunca una puerta. Estás adentro
y el alcázar abarca el universo
y no tiene ni anverso ni reverso
ni externo muro ni secreto centro.

No esperes que el rigor de tu camino
que tercamente se bifurca en otro,
que tercamente se bifurca en otro,
tendrá fin. Es de hierro tu destino

como tu juez. No aguardes la embestida
del toro que es un hombre y cuya extraña
forma plural da horror a la maraña

de interminable piedra entretejida.
No existe. Nada esperes. Ni siquiera
en el negro crepúsculo la fiera.


Ay, amigo, mi amigo y consejero
dentro del laberinto en que me encierro
donde se alza la piedra, y se hace fuerte el hierro
se juega la palabra en un tablero
en que fuiste la pieza.
Si la palabra empieza
por tu boca, llenada de cordura y adjetivos
siempre tan ciertos, tan suavemente vivos
mucho más que adjetivos, carceleros
gastados por mi lengua con simpleza
cerrando el laberinto
y dejándote dentro. Y es distinto
distinto, diferente ser la mano
que haga fuerte la barca en la tormenta
de algún marino de secano,
que vivir su naufragio tras la puerta
del camarote en donde se atormenta.
 
Amigo mío, hermano, salvavidas
ancla, apoyo, mi hombro y mi repisa
calma donde apresuré toda mi prisa
vendaje donde curo las heridas
y que después te quedas desairado.
Yo, desde aquí, del otro lado
quiero mirar y verte, buscarte la sonrisa
y decir que lo siento, avergonzado.
 
No se hacen gafas para la cordura
ni tampoco un perdón todo lo cura.
 
 

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