miércoles, 26 de enero de 2011

el nombre del mar


Primero el pie,
después esa mirada...
Como goleta atada allí en tu muelle
mi paso se encabrita dos instantes
en presencia del viento que me llama,
pero suave el elixir se sostiene,
y en presencia del amor atardecido
te suplico bautices mi coraje
para luego olvidarlo sin empeño,
sin mi nombre quedarme a tu lado
con el tuyo como signo suficiente
de que soy ya tu hogar
tu montaña escalada
tu querido mar...

Poema de J.I. Restrepo en su blog "casidormido"

sábado, 8 de enero de 2011

impotencia


Hay paridades disparejas porque pretenden igualar lo inigualable. Y allí se van corriendo las merinas mezcladas con las churras en un tiempo de lanas híbridas.

Y no se escuchan los balidos en el corral de ovejas mudas donde el pastor se sienta, equidistante y lanza su silbido que es edicto.

Hay lealtades ileales porque arrastran con ellas a sus fieles, sin distinción, ni marca ni consuelo. Pesan como una losa a quien las lleva colgaditas del cuello cual esquila, colgadas en el alma y en la vida.

Hay sensibilidades insensibles por conjugar la vida en solo dos personas verbales, y así es como debe ser, fonética mellada y sueños rotos. A mi me siento con nosotros y donde esta la silla, triste y rota de lo poco que queda para el tu.

Hay columnas inmensas en la nada, porque nada sujetan. Y bailan todo el tiempo en pos de una quimera futurible y solitaria, soportando cual Atlas multiplicado varios universos imaginarios y dolientes.

Hay unos sentimientos encogidos, lastrados en la cerca de uno mismo. Pero si alguna vez, siquiera en lo más nimio, se expande su universo o un atisbo de caos los amenaza, muere la paridad en lo sensible.

Y el corazón leal, doliente y bien nacido dispondrá cada cosa en su sitio, en el orden natural que es el que siente y solo quedará decir amén preñados de impotencia.



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