
Hay paridades disparejas porque pretenden igualar lo inigualable. Y allí se van corriendo las merinas mezcladas con las churras en un tiempo de lanas híbridas.
Y no se escuchan los balidos en el corral de ovejas mudas donde el pastor se sienta, equidistante y lanza su silbido que es edicto.
Hay lealtades ileales porque arrastran con ellas a sus fieles, sin distinción, ni marca ni consuelo. Pesan como una losa a quien las lleva colgaditas del cuello cual esquila, colgadas en el alma y en la vida.
Hay sensibilidades insensibles por conjugar la vida en solo dos personas verbales, y así es como debe ser, fonética mellada y sueños rotos. A mi me siento con nosotros y donde esta la silla, triste y rota de lo poco que queda para el tu.
Hay columnas inmensas en la nada, porque nada sujetan. Y bailan todo el tiempo en pos de una quimera futurible y solitaria, soportando cual Atlas multiplicado varios universos imaginarios y dolientes.
Hay unos sentimientos encogidos, lastrados en la cerca de uno mismo. Pero si alguna vez, siquiera en lo más nimio, se expande su universo o un atisbo de caos los amenaza, muere la paridad en lo sensible.
Y el corazón leal, doliente y bien nacido dispondrá cada cosa en su sitio, en el orden natural que es el que siente y solo quedará decir amén preñados de impotencia.
3 comentarios:
Lo que no es conjugable, no se conjuga. Todo lo demás es esfuerzo vano, justificar posturas Calimero por la existencia de otras "verdades", y ver paja en ojo ajeno.
A estas alturas de la vida, sufrir... lo imprescindible. Si tan castrado te hace sentir esa situación, deshazte de ella, y a vivir, que son dos días.
Hay lealtades, leales. Hay sensibilidades, sensibles. Y sobre todo hay sueños
Todo lo que admiro me hace sentir tan insignificante .......
Aretha
Dandole vueltas un rato... pero sere idiota... ay!! Tú, siempre haras, diras y aconsejaras lo correcto, lo justo, lo que se espera de ti. No me preocupo, que sepas
Aretha
Publicar un comentario