miércoles, 25 de agosto de 2010

blanco


Malevitch blanco

Hoy no quiero escribir, ni siquiera pensar. Para eso está mañana, o pasado.

Hoy estoy blanco.

Hoy la tinta endureció su costra en mi tintero y las ideas con su lienzo vacio

están mucho mejor.

El molinete se ha parado, el agua es de los ríos, o las fuentes, o las bañeras gigantes, el agua es de la playa, por que en mi noria hoy posiblemente los cangilones solo suban angustia.

Mejor dejar ganar al blanco.

Hoy apuesto mi postura al blanco de la calma, de la paz y la risa.

Mañana Dios dirá












































martes, 24 de agosto de 2010

la sed del agua


Hay sitios donde te encuentras y encuentros donde te pierdes.

Existen soledades donde no estamos solos y multitudes adonde no ves a nadie.

Hay silencios que atruenan y sonidos callados.

Hay fuegos que refrescan y fríos que achicharran.

Después está el agua.

El agua siempre seca, moja, acalora, refresca o vigoriza.

Hay aguas que se beben sin haberlas probado, que te entran por los poros con tan solo un vistazo.

Otras aguas se mecen en la frescura honda y bailan con las ondas cuando metes un dedo.

Hay aguas con burbujas, chispeantes y alegres cuando acogen dos cuerpos, será que se trasmite aquello tan extraño que dimos en llamar felicidad.

A veces las aguas nos nacen a nosotros, nos convierten en manantiales orgánicos. Tan solo una caricia en el lugar correcto, en el momento justo, para derramarnos en agua de la vida.

He visto esos lugares, he oído esos silencios.

He acallado el sonido y he quemado los fríos donde el calor refresca.

Y nunca, en esas veces, jamás estuve solo.

El agua es otra cosa.

Hay cales que contienen una porción de agua, y el hombre más que agua es cal en carne viva.

El agua tonifica, revive, satisface.

Hay algo que no moja: la cruda realidad.

Me he bañado en tus aguas, me he bebido tu esencia, calando hasta los huesos de tu agua mi querencia.

Te he soñado mi estanque, mi fuente cantarina, te he querido mi alberca donde poder nadar.

Después, en este nuevo día, se impone la sequía.

El agua es un tesoro encerrado con llave y su carcelero tiene el corazón a rosca.

¿ Por que cerrar el grifo? ¿ Por que secar la fuente?

Esta noche pasada soñaba con un baño, con los chorros de risas, con los litros de ansias,

con las bocas abiertas y los pies y las manos arrugados.

Con una playa grande con vocación de cama, allí donde dos náufragos callaban para no ser encontrados jamás.

Siempre estoy en las nubes, me cuesta ser real.

Y ya ves, hoy, como ayer, me encuentro empapado de realidad.



jueves, 19 de agosto de 2010


Se me queda flotando, desairado
tras la vidriosa espera, tras el ansia,
y mansamente siento que fallece.
Los lirios de los ojos arrasados,
los dedos impregnados de fragancia
de un velo de cristal que se estremece.
Erizado el trastorno que enloquece
mientras pasa la nube.
Se me derrama, sube,
aumentando la certeza del abrazo.
Más queda roto el lazo,
defraudada la luz, roto el encanto,
cerrando la esperanza de un portazo
mudando tu promesa en seco llanto.

Hacia que purgatorio me conduces;
En que estatua de sal me has trasformado,
desnortado, confuso, y aterido.
En que macabras horas me seduces
y te alejas de mi, fuego apagado
que dejas cabizbajo y ofrecido.
Abandonas el nido
con un gesto fugaz, casi liviana
mordida la manzana,
volátil, escarchada, vaporosa…
Como muere una rosa
en la mañana gélida de invierno
mi pasión languidece, se reposa
condenada a los fuegos de tu infierno

¿Que ceguera demente me conmueve?
¿Que promesa de acíbar de locura
que deja boquiabierto mi sentido?
La planta de tu huella pasa leve,
el roce de tu pelo me tortura
dejando atrás el beso prometido.
Trastornado y herido
abandonado, inerme, insatisfecho,
despojado de todo mi derecho,
doliente, suplicante y frío
me asomo al desvarío
que tu desdén en mi provoca.
El rojo de tus labios es el río
que se niega a inundarme la boca.


lunes, 16 de agosto de 2010

saturno

Saturno devorando a sus hijos. Rubens.


Silencio.

Es mejor el silencio.

Yo Saturno, devorador de hijos, de su pan y sus sueños

es mejor que me cubra de silencio.

La inmensidad de Coelus, sus luces y sus sombras, sus tormentas, sus nubes, me condenaron a la contemplación y la obediencia. Los hijos de los dioses suelen ser cobardes, la solución menos dolorosa contra la omnipotencia.

No es fácil ser hijo de un Dios. Mientras tanto Tellus, la madre tierra observaba impotente, cálida y transparente, minimizando daños y Rea no ayudó mucho, casquivana y volátil.

Yo, Saturno, trasegador del vino, solicito silencio.

Heme aquí reducido a la condición de simple mortal, en una digestión repetitiva

de la parte de mi que más quería en busca del refugio, del Lacio prometido, donde empezar de cero.

No reclamo el derecho de defender mis actos, pues aun siendo dios en el pecado llevo la penitencia y sellaré mi boca. Los actos de los dioses por estos serán juzgados.

Y no pido clemencia, del cielo no me vino y no la reclamé.

Justo es que responda por ello.

El pan de mis hijos no fue muy nutritivo y ahora que empiezo a estar gordito es justamente cuando como de otras cestas.

La transición de divinidad a humano la llevo como mejor puedo y reconozco que

haya ciertas cosas de los hombres que no puedo entender.

Silencio, murieron los dioses, sin un solo responso. Silencio

Es mucho mejor así.


domingo, 15 de agosto de 2010

el niño de la noche


Riéndose, burlándose con claridad del día,
se hundió en la noche el niño que quise ser dos veces.
No quise más la luz. ¿Para qué? No saldría
más de aquellos silencios y aquellas lobregueces.

Quise ser… ¿Para qué?… Quise llegar gozoso
al centro de la esfera de todo lo que existe.
Quise llevar la risa como lo más hermoso.
He muerto sonriendo serenamente triste.

Niño dos veces niño: tres veces venidero.
Vuelve a rodar por ese mundo opaco del vientre.
Atrás, amor. Atrás, niño, porque no quiero
salir donde la luz su gran tristeza encuentre.

Regreso al aire plástico que alentó mi inconsciencia.
Vuelvo a rodar, consciente del sueño que me cubre.
En una sensitiva sombra de transparencia,
en un íntimo espacio rodar de octubre a octubre.

Vientre: carne central de todo lo existente.
Bóveda eternamente si azul, si roja, oscura.
Noche final en cuya profundidad se siente
la voz de las raíces y el soplo de la altura.

Bajo tu piel avanzo, y es sangre la distancia.
Mi cuerpo en una densa constelación gravita.
El universo agolpa su errante resonancia
allí, donde la historia del hombre ha sido escrita.

Mirar, y ver en torno la soledad, el monte,
el mar, por la ventana de un corazón entero
que ayer se acongojaba de no ser horizonte
abierto a un mundo menos mudable y pasajero.

Acumular la piedra y el niño para nada:
para vivir sin alas y oscuramente un día.
Pirámide de sal temible y limitada,
sin fuego ni frescura. No. Vuelve, vida mía.

Mas, algo me ha empujado desesperadamente.
Caigo en la madrugada del tiempo, del pasado.
Me arrojan de la noche. Y ante la luz hiriente
vuelvo a llorar desnudo, como siempre he llorado.

Miguel Hernandez

miércoles, 11 de agosto de 2010

tabulae nuptiales



No precisas del blanco, de una túnica recta
ni bullas en tu cuello. Tienes el arca llena.
La vida, en una ofrenda a la diosa correcta
pone en tela de juicio los auspicios de pena.

Ni siquiera precisas que parezca perfecta
la redecilla roja que envuelve tu melena.
Más radiante te miro, sobre mi se proyecta
esa luz en tus ojos con brillos de patena.

Nupcial, pero sin ramo y boda, sin anillo.
No me hace falta el velo, ni el castillo,
ni que tú me parezcas al borde del desmayo.

Lazos que mezclan tu rojo y mi amarillo,
nudos fuertes sin cuerda, madejas sin ovillo.
Eres mi esposa:” Ubi tu Gaia, ego gaio”

viernes, 6 de agosto de 2010

aprendiz de brujo (revisión)


No se hizo la ocasión para aprendices…
Si tienes el estante tan vacío,
-los sapos macerando, cicatrices,
moraduras y marcas del hastío-

tu caldero se torna pesimista.
Harto y ciego de proferir conjuros,
de iluso corazón, ilusionista,
ayuno de la magia de lo puro
que en el aire me deja una palabra:
¡No hay nada por aquí, te lo aseguro!
Toc, Tic, veras! Abra Cadabra!

Y después del conjuro
el triste trapecista
de un solo y simple movimiento
aparece en el fondo de la pista,
en el rincón más apartado y más oscuro.
Allí donde su pobre encantamiento
está seguro.

No manejas los resortes en el mundo
con el caldero medio lleno.
No se nace a la luz en un segundo.
Lo malo y lo agradable de ser bueno
en pruebas y en intentos,

en intentar pociones

y otros encantamientos

con el fondo del caldero tan profundo

en muchas ocasiones

te dejan más vacío de tan lleno.

Brotan de la marmita decepciones
-los logros son alucinaciones-

mira el relámpago y el trueno.


Este sombrero a veces queda enorme
para este Merlin de pacotilla.
Un aprendiz sin otros privilegios
que un gorrito de papel deforme
que deforma a su vez los sentimientos
Solo un encantador sin sortilegios

que nunca está conforme.
Una varita rota, una cerilla
y más que encantamientos
sacrilegios.



martes, 3 de agosto de 2010

existencia ( el hombre)


"Como todos los soñadores, confundí el desencanto con la verdad."

Jean Paul Sartre.

Esta pasión inútil que en hombre me convierte

solo deviene en nada, la nada de mi esencia.

Esta angustia, este cero que libre se divierte

escogiendo la libre senda de mi existencia.


Solo queda un pasado que en futuro no invierte,

y un devenir probable de pasional presencia.

Más indeterminado será lo que no advierte

que esencial en la vida solo es la contingencia.


Y así llega la náusea, por allí la conciencia

de que solo por hombre elijo mi destino,

que como hombre angustia llevo por apellido.


Hombre me llamo siempre y pido una excedencia.

Es tan costoso a veces elegir el camino

cuando quizás la nada ya lo tiene elegido…



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