domingo, 9 de noviembre de 2008

rosa de los vientos

La encontré en un bazar polvoriento de El Cairo donde las alfombras mágicas cuelgan como cortinas tupídas desde el techo hasta el suelo, y los cueros elevan sus olores de agrios viejos.
Al fondo del pasillo, se abría una sala ancha con mesitas de ébano con tapetes de lino que soportan estoicas el peso de los años y por añadidura de centenares de pipas, y alambiques, papiros y vaya usted a saber si el caballito triste que rumia su silencio es alabastro negro o jabón perfumado.
Bajo aquella vidriera se amontonan maletas sospechosa y pulcramente nuevas, expertas en idiomas orientales del chino al mandarín, tela de araña que atrapa a los que transitamos las callejas que rodean la Mezquita Blanca en un devenir extraño de camisetas nuevas con las tallas cambiadas y letreros absurdos desde el griego hasta el copto.
Me encontré de repente con ella, con su extraño magnetismo de vientos, meridiana de vida con apoyos laterales a una innegociable Flor de Lis asociados, decidida , punzante, definitiva.
Conquistarme en el Cairo en aquellos momentos, en aquellos o en otros, pero más en aquellos no era tarea difícil, el aroma a tabaco de las pipas de agua y las especias fuertes llevadas de los aires, las pupilas preñadas de las rocas mas bellas, elegía de piedra y mármol levantada. Me cautivo su estudiada belleza de formas para ser intocable en un mundo imperfecto de navegantes nuevos, instrumento de fe como Biblia del mar y algo a que amarrarse en tiempos de mudanza.
La compré sin medirla, sin pesar y sin tiempo. La guardé en la maleta del todo a cien de sueños en que nos convertimos en momentos felices sin más remordimientos que el ticket de facturación y los bultos de mano.
Dormía en mi cajón el sueño de los justos, en su bolsita nueva de viejas ilusiones, y tropecé con ella en esta madrugada.
Despierta, remolona, la tormenta ha llegado, puede que tus colores y tus redondos cuadros pongan rumbo a mi nave, flor de lis de los vientos, rosa-mar de mi desierto Cairo.

junio de 2007, ya llovió

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ha resistido bien a las inclemencias del tiempo, sigue tan hermoso como entonces. :)

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