domingo, 17 de enero de 2010

en la vigilia



Me dices que me quieres
por encima del hombro
de donde te reinventas
y donde me adivinas.
Yo contemplo callado
el dulce fogonazo de tus ojos
el aura que se envuelve
entre los sortilegios
tan negros de tu pelo.
Te quiero¡ y no me suena
a palabra dormida...
No se gasta en tu boca
una saliva vana
ni envuelves vendas torpes
en la imposible herida.
Tan solo veo que es cierto,
con la potencia inmensa
de que te sé capaz.
No se hizo nunca un cuerpo,
no germinó una risa,
no ha florecido un alma
como la que me enseñas
para hacer otra cosa
que no sea querer.
Dejo escapar la noche
bailando en tus palabras
¡Te quiero¡, y mientras tanto
me voy durmiendo en paz.

1 comentario:

Andaya dijo...

Para qué poner sonidos a lo que las miradas te cuentan. Indiscretas, rumerean sotto voce lo que el verbo esconde.
Solo tienes que acercarte un poquito para oler los te quieros.
Saben a ti.

Related Posts with Thumbnails