lunes, 3 de noviembre de 2008

tus alas

Y bien, ya estas allí.
Se que cuando te vea volveré a llorar como anoche, y sabes?
Raul me vio tan triste que se pasó el viaje de vuelta cantando, intentando hacerse el gracioso, pero el estaba tan jodido como yo. Ja, ja, papa, paso por Parla.
Y con esa mezcla de pilleria e ingenuidad intentaba evitar que le viera la nube en sus ojos.
Vamos a notar mucho tu ausencia, pero como retener el aire que te empuja, como sujetar el brio de tus alas.
Ha llegado el momento y en ello me consuelo.
Vuela, vuela alto, tanto como te permitan esas hermosas alas, y no mires atrás.
Alguien a quien los tres queremos, me dijo mientras me llevaba a casa en ese huevo oscuro que tiene por coche y mientras husmeaba en su maletín de curar almas doloridas que criamos a los hijos para que vuelen.
Vuela, lejos.
Que hermosas alas. No es necesario que sepas que me duelen como mías.
Hoy siento mi plumaje con más brillo, pero el nido más vacío.

2 comentarios:

Andaya dijo...

Ver zarpar la nave no tiene que ser fácil, pero ese es el destino de un barco; navegar.
Ya verás qué orgulloso estas de sus travesías.
Un beso a los tres.
P.D.
Si le quitara la roña de vez en cuando a mi huevito, verías que no es tan oscuro.

Anónimo dijo...

Como sabes que es bueno para él y que con el tiempo volverá, sólo decirte que espero que lo lleves lo mejor posible. :)

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