viernes, 31 de julio de 2009

Cobardes



“Cayó una pincelada
de ensangrentado pie sobre mi vida,
cayó un planeta de azafrán en celo,
cayó una nube roja enfurecida,
cayó un mar malherido, cayó un cielo”
Miguel Hernandez

Un pueblo de cobardes sobrevino
Una tierra tan llena de reptiles
que los reptiles llenan el camino.

Una plaga de ciegos tan serviles
tan pagados de si, y tan medrosos
carentes de atributos varoniles.

Pero nosotros seguiremos orgullosos
El orgullo los llena de constancia
en época de tiempos procelosos.

La muerte no nos quita la fragancia
de ser limpios, de ser sacrificados
en manos tan pagadas de ignorancia.

No nos mueven los cuerpos mutilados
No nos para el fanático asesino
que pone la pistola en los costados.

Morir por una causa es nuestro sino
Nuestra misión y ser será la entrega
y la entrega nos llevará al destino.

Pero el odio fanático los ciega
Ciega pueblos enteros, ciega mentes
Sobre muertos, la vida no nos llega.

No se puede danzar sobre los puentes
que levantan serpientes asesinas
mientras que brote sangre de las fuentes.

Mientras no suenen voces masculinas
las manos y los puños se levanten
y se callen las lenguas viperinas.

Seguiremos muriendo, que nos maten!
Tan solo matan cuerpos, quedarán las ideas
y no hay serpientes viles que las aten.

Los ideales son como mareas
El espíritu se vive en cada muerto
Las almas los encienden como teas.


Nunca un pueblo apareció tan yerto
acobardado, vil, nación ficticia
de un futuro tan negro y tan incierto.

Las bocas se les llenan de inmundicia
Las palabras banales, intereses
interesados huesos con franquicia.

Ya llegaran los tiempos de las mieses
se vendrá hacia nosotros la alegría
mientras pasan los días y los meses.

Nuestro deber, sufrir esta agonía
mientras vemos los cuerpos en cosecha
como siega el campesino cada día.

Detrás de los cobardes la hoz acecha
rodeados de cobardes nos sentimos
Arriba, abajo, a izquierda y a derecha

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