La sientes indolente más pareciendo ausente y fresca como el aire siempre estará presente ella, y su dulce baile. Libre, suave y valiente parece despistada golpea donde duele y hace que su llamada entre tus ojos vuele. Una vela doliente que alumbra deseada. Hace morir, ausente eterna y liberada de las llamas del fuego que a ti te va quemando y juegas a su juego mientras te va llevando a su tibia jugada. Si vas enloqueciendo si parece alocada con su sensual paseo ella va entretejiendo los hilos del deseo y te va diluyendo en su febril mirada. Ya no te queda nada, en ella vas cayendo, suave seda, emociones de lava derramada, levanta las pasiones que seguirán fluyendo de tu boca entregada.
Ellas me hacen libre cuando dejo que vivan, que salgan de mi boca o caigan de mis dedos como una lluvia fina que sin mojar me cala. Pero a veces son barrotes de la cárcel de alma y nos cierran el paso, encadenan la vida. Mis palabras me hacen, soy mis palabras. , todos y cada uno somos aire exhalado en fonemas y sílabas, en renglones y líneas. Palabras, gran invento. La distinción del hombre de cuanto lo rodea
No hay comentarios:
Publicar un comentario