“Puedes, podrás. Porque te lo debes, me lo debes, lo merecemos. Despierta para mi y conmigo, yo te espero en el quicio de tus sueños para que dejen de serlo de una vez por todas”.
El quicio de los sueños tiene dueño? donde está esa frontera? ¿ delimita? que ocurre con la puerta que se quita si tras de ti sigues soñando un sueño.
Poder, deber, querer, poner empeño. Soñar poder vivir, la tenue lamparita, luz que alumbra, la espera que te cita con un presente no mucho más risueño.
Desperté para ti, y en cada despertar contigo considero un milagro de vida aquello que esperando solo pude soñar.
Esperar de tu sueño, dejar adormecida la puerta de la vida que no puede esperar, el quicio en que la vida aparece rendida
Ellas me hacen libre cuando dejo que vivan, que salgan de mi boca o caigan de mis dedos como una lluvia fina que sin mojar me cala. Pero a veces son barrotes de la cárcel de alma y nos cierran el paso, encadenan la vida. Mis palabras me hacen, soy mis palabras. , todos y cada uno somos aire exhalado en fonemas y sílabas, en renglones y líneas. Palabras, gran invento. La distinción del hombre de cuanto lo rodea
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