lunes, 31 de agosto de 2009

Yo, el mar y una dignidad pisoteada

Me quedé sin palabras, casi no se que decir en este momento.
La playa es peligrosa, incluso cuando buscas un momento de paz, incluso cuando solo se trata de estar solo contigo mismo y pensar. Pensar en esta puta vida, en las circunstancias que nos acompañan y lo que nos toca vivir.
Lo que me acaba de ocurrir me parece increíble, inenarrable, esperpéntico, absurdo.
Eran las tres, mi espalda y otras cuestiones también relacionadas con una de mis vísceras( soy visceral, je) no me dejaban dormir. Como acostumbro, no tenía tabaco, jodio fumeque, ni sueño, bueno la verdad ni siquiera ganas de vivir.
A veces, cuando no me encuentro y ocurre últimamente muy a menudo, busco el refugio del mar, su sonido, las olas que rompen, la inmensidad negra con las estrellas arriba me hacen sentir, sentirme, me dan calma, paz a este espíritu atormentado del que ya apenas conservo retazos de dignidad, por lo que parece mal entendida, y que hay quien confunde con un ansia de posesión, de imposición o falta de respeto.
Conozco por mi trabajo una gasolinera en los alrededores de Paiporta donde puedes conseguir tabaco y café a cualquier hora, me pillaba camino de la playa y sentía la llamada de mi mismo en el mar, la serenidad para afrontar este calvario diario.
De hecho este post estaba meditado y titulado “Mira mar”, solo era cuestión de acabarlo allí, a la orilla del agua.
Llegué sobre las cuatro, aparqué en el Saler, junto al Polideportivo, al lado mismo del camino de tablas, y me dirigí a la arena, a la espuma blanca de las olas, a su rumor, la pasee descalzo y el poema comenzó o tomar cuerpo…..” Mira mar, esta noche; mar de los viejos sueños….”. Me fumé un cigarrillo sentado en el murete que hay justo arriba, protegiendo la duna, con el Puerto al fondo y los containeres esperando su turno de entrada.
Hice balance de mi vida, de lo quiero, de lo que no, de lo que doy y de lo que recibo, de las cosas que me hacen sentir mal y bien, de mis valores ( si los tengo) y de lo que será de mi. El agua con su canto me relaja, me abre un hueco que poco a poco va vaciándose, supurando, dejando al descubierto lo que queda debajo de mi piel.
Estuve como media hora ensimismado, otro cigarrillo, un tercero, y ya en paz conmigo y con el mundo me volví a casa.
Ja,ja, ahora comienza la aventura protagonizada por mi y por alguien que me parece representativo de esta puta sociedad que me ha tocado vivir (no pretendo generalizar).
Subo a mi coche, viejo, sucio, desastrado, las circunstancias no dan para más, arranco y enfilo la rotonda camino de la autovia. Nada más incorporarme, me percato que un BMW de los que abundan ahora por aquí, casi nuevo me sigue muy pegado( será deformación profesional) pero yo cojo mi ruta de vuelta habitual pensando en mis cosas. Dos kilómetros más adelante, en la salida de Pinedo giro hacia el río y enfilo la V-30 con dirección a Madrid, cojo el desvío que lleva a Torrente y entonces me vuelvo a dar cuenta que el BMW sigue ahí, justo a mi espalda, pegado. Eso ya me preocupa, miro por el espejo y creo reconocer dos ocupantes, lo que me preocupa aún más.
Una vez cruzado el puente, hago lo que hice en infinidad de ocasiones y tenemos prevenido, aminoro la marcha desde del carril de la derecha para dejarles pasar y cerciorarme de que solo se trata de alguien que lleva la misma ruta que yo. El otro coche se cambia de carril, se pone a mi altura y circula en paralelo a mi durante unos cien metros. Ahora puedo ver a uno de sus ocupantes, un mazas de gimnasio, sin camiseta que me mira fijamente, me observa con gesto hosco. Como no me adelanta, yo acelero la marcha, un poco preocupado, bajo los seguros del coche y me dirijo a casa por la salida de Aldaya. Ellos me siguen, me dirijo a Alacuas, y entro por el pueblo, Julio suele tener abierto ya y quiero tomar un cortado, pero está cerrado. Callejeo, el BMW me sigue, me paro en un semáforo y ellos también. Giro por la avenida en dirección a casa y el coche que me sigue comienza a hacerme luces. Tomo la rotonda y aparco en mi misma puerta. El BMW aparca justo detrás mío, y en ese momento aparecen dos patrullas de la Policía Municipal. Se dirigen a mi, me indican que baje del vehículo, me ruegan que me identifique, y me interrogan . Me identifico ya fuera del coche, y entonces puedo ver que los ocupantes del otro vehículo son el mazas referido, muy guay, camiseta negra ajustadísima y una especie de barbie rubia que no se apea en ningún momento y que esconde la cara tras el quitasol del coche.
Pregunto a que se debe todo esto, incluso llego a creer que el coche puede tratarse de compañeros míos en alguna operación, y los municipales me preguntan si he bebido y si tengo inconveniente de someterme a un test de alcoholemia. Digo que no, que lo haré encantado, ahora por mi estado apenas bebo una cerveza por la tarde, pero tras volver a darme a conocer en mi trabajo, exijo que se me dé una explicación. Realizo el test, que dá 00, y se me informa que he sido denunciado por conducción errática y por otro hecho, pero que la denuncia se interpondrá y estará a mi disposición en el Cuartelillo por la mañana.
Tras exigir mi pliego de acciones al que tengo derecho, reclamo del agente presentar una denuncia por la maniobra ilegal del vehículo en la Autovia a Torrente por conducción en paralelo reiterada y que lo s otros ocupantes sean sometidos al test de alcoholemia y de sustancias estupefacientes.
Entonces me interrogan sobre mis actividades en la playa, que relato paso a paso y hago hincapié en que la playa es un sitio público y con acceso libre. Comienzo a comprender,
Y me siento vejado, insultado, maltratado…
Dos mocosos de los guays, con dinero y mucha poca vergüenza se aburrían, y fueron a echar el polvito a la playa. Él un mazas de gimnasio, guapito, chulito y cheli, ella una muñequita de papa, de las de los enjoyados,.Posiblemente estando el ello vieron llegar un coche, o escucharon un ruido, o quizá, vaya usted a saber vieron a alguien, no sé, mañana en la denuncia lo sabré. Me imagino la situación, ella histérica, el de salvapatrias pagado de si mismo. En ese momento un hombre solo sale de la playa, se monta en un coche y se va. Mira, nos estaba mirando, se va a enterar ese hijo de puta, y el, envalentonado, profanada su individualidad, sin más consideraciones, se pone a seguirlo para darle su merecido. Incluso ni se pone la camiseta en su sed de venganza y los apremios histéricos de la niña. Cuando llegan a Alacuas avisan a la Policía para que haga justicia, su justicia, la de ellos, niños bien, con todos sus derechos, pero que se pasan por el forro los de los demás, que no respetan la individualidad del otro.
Reclamo mi derecho a poder ir a los sitios públicos cuando y como quiera, a ser yo, raro, extraño, lunático pero yo.
Alucinante, irreal, increíble.
No permitiré que quede así, me siento anulado, maltratado y tengo herido lo poco que me queda: mi dignidad.
La individualidad mal entendida, la arrogancia, la prepotencia, la irracionalidad suelen atropellar a los demás, sus ideas, sus gustos, sus decisiones, sobre todo a los soñadores como yo que por la noches buscan la paz, la calma y a si mismos al lado de la playa.
Nos veremos en el Juzgado.

No hay comentarios:

Related Posts with Thumbnails