
En estas madrugadas siempre hay sumas
en las restas calientes de las camas.
Llueven noches a mares en las plumas
que nacen de los besos con que llamas.
Cae una inmensidad de estrellas rotas.
Se desmadejan cuerpos y amapolas.
Voy escribiendo versos con las gotas
que destilan los ecos de tus olas.
Se despereza el alba de tu sexo
en un amanecer de fuego y frío.
Ya se postra el deseo, genuflexo
se apacigua el meandro de mi río.
Hace una intensidad de cama herida.
Huele a café caliente y recién hecho.
Vas abriendo las puertas a mi vida
mientras te desayunas en mi pecho
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