Los gatos andábamos colgados entre la oscura niebla y las carreras, se llenaron de estrellas los tejados, a ras de suelo jeans en las aceras. Noche por Malasaña, están tirados resacosos los ramos de las Violeteras. Pasa un tren, mendigos acostados en el andén que va a Valdeacederas. Nadie recuerda a Tos, tiempos pasados que sentimos quemados, mil maneras de obviar la soledad de los colgados. Siguen los gatos y siguen las fronteras para que caduquemos los visados, porque en Madrid se mueren las banderas. Litronas de los parques, escaleras con los peldaños grises y gastados suena Burning, y suenan las primeras canciones con acordes olvidados. Porque en Madrid las primaveras pueblan de gatos todos los tejados.
Ellas me hacen libre cuando dejo que vivan, que salgan de mi boca o caigan de mis dedos como una lluvia fina que sin mojar me cala. Pero a veces son barrotes de la cárcel de alma y nos cierran el paso, encadenan la vida. Mis palabras me hacen, soy mis palabras. , todos y cada uno somos aire exhalado en fonemas y sílabas, en renglones y líneas. Palabras, gran invento. La distinción del hombre de cuanto lo rodea
1 comentario:
De nuevo un placer caminar por tu blog...
besos
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