martes, 27 de abril de 2010

veo



" ...Las lunas me cuentan; yo las recuento. Colecciono reflejos, no me importa el desfile de brumas blancas.
Resbala su frío por mi piel escarchada.
Ya cubre el manto negro y el viento aúlla verdades calladas.
Despliego mis dudas, sacudo los miedos, bajo persianas, remuevo en el tiempo.
Fuera llueve lo incierto
Un lienzo en blanco jamás está vacío. Lo llena tu mirada. Y dime, que ves?..."
Quisiste un lienzo blanco, impresionantemente blanco, hacia el que dos sillitas miraban.
Y esto fue lo que ví:

Dormiré cuando acabe la noche
cuando la luna se despida
envuelta en sus brumas.
Cuando el sol caliente los miedos
forjando el olvido.
Cuando la luz me ciegue las dudas
y hasta vestido de oscuridad
me sienta seguro.
Dormiré como un niño
que no teme despertar,
sin pesadillas que esquivar,
sin pasado que explicar.
Dormiré,
tal vez soñaré.
Hasta entonces, mis ojos
indefensos, permanecen abiertos
a esta noche perpetua.

Alguien que conoces y que jaleaste pretendió sentenciar:
Me alejo de la poesía y me acerco a la pintura, veo el infinito.

Pero ya nada es cierto. La poesía es el infinito, por que su arma es la palabra, tantas como recuerdes, la pintura es la imagen, la poesía el espíritu. La pintura es la vista, la poesía es el alma.
Ahora contamos lunas, las verdades se gritan como la mercadería en las plazas. Desfiles de miedos y dudas nos saludan a lo lejos y dejó de llover.
Ahora puedes dormir, con el pasado ya explicado, con las pesadillas frías como cadaveritos bellos, las persianas subidas para no dejar escapar ni un rayito de sol, por pequeño que sea.
Y dormimos, dormimos a pierna suelta y con el tiempo como una frontera franqueable y cercana.
Dormimos con los ojos cerrados y los corazones expuestos.
Y ya somos poesía.
La pintura solo está en nuestras paredes.

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