martes, 6 de abril de 2010

Miradas

… A Maria Zambrano

-…Inacabable mapa de reposo,
sacramental llanura:
de más la soledad y la hermosura.

Pan y pan, vino y vino,
Dios y Dios, tierra y cielo…
Enguizcando a las aves y al molino
pasa el aire de vuelo.

Sube la tierra al cielo paso a paso,
baja el cielo a la tierra de repente,
(un azul de llover cielo cencido
bueno para marido):
cereal y vinícola en el raso,
Dios, al fin accidente,
hace en la viña y en las mieses nido.

¡ Que morada es Castilla:
¡ que morada¡ de Dios y ¡ que amarilla¡
Que solemne morada
De Dios la tierra arada, enamorada
De uva morada y verde de semilla.

Por viento al horizonte va el molino;
Por gracia, luz, molienda y movimiento;
Y se queda parado en el camino,
Pacífico un momento,
Gracia, molienda, luz, pero no viento.

-…Soledad trina y una! Castellana
Dios: el viento , el molino y la besana

-…La viña alborotada
está; la mies revuelta;
ruedo es la era ya de polvo y nada:
¡tanto que fue! Le era por la trilla,
todo de Dios, en Dios siempre resuelta.

De casta te vendrá lo de Castilla,
¡oh campal ricahembra! Castellana,
asunto, como Dios, de la semilla,
No esperes a mañana
para volver al pan, a Dios y al vino:
son ellos tu destino,
Y has de ser resumible ¡siempre!, Amiga,
en un racimo, un cáliz y una espiga.

Miguel Hernández



De levante, levanta la mirada
sobre esta luz, mi luz y su corola.
Corolario de cepa y de cebada
que permanece sola
a la espera que llegue tu llegada.

Alma de trigo y rojo de amapola
Verde del limonero de tu huerta
Cielo azul de tu mar y de tu ola!
En estas soledades se despierta
mi mirada, antes sola
y por sola tan muerta.


Por el este; levanta y se hace larga
se ubica, puesta al sol, la lejanía
La noche se hace día
mirada con tus ojos
criados a los cielos levantinos.
Los ruidos ya son trinos
La carga ya no es carga
tan pesada y tan fría
Y todos los oscuros ya son rojos
en tus ojos de azules tan marinos.

Llegas conmigo mora, marinera
azul de mar y de naranjo verde
Y subes a mi era
donde el dorado de la espiga pierde
lo que de verde fuera.
y siento que me sientes, compañera.

Acompáñame, anda, mira el brillo
del olivo, y el pardo de la higuera
sobre el campo sencillo
en esta plenitud seca y callada
poblada y despoblada desde fuera
tan llena y ya sembrada
donde el trigo se vierte de amarillo.
Aquí, en mi mirada
y en el perfume del tomillo
encontrarás el todo de mi nada.

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