jueves, 23 de abril de 2009

el herido

Un poso de tristeza adiviné en sus ojos,
y vino la sonrisa el alma a rescatar.
Más tarde, con la idea, como mueren los lirios,
como baila la gota por detrás del cristal
así serenamente una ilusión se entrega
a otra mirada limpia que te enseña a mirar.
Tan solo es el recuerdo que luego con el tiempo
innecesariamente gustará acariciar
las cenizas de un fuego, los restos de la hoguera
que sin brotar la llama se tuvo que apagar.
Y no quieres sutura, es una herida limpia
que al paso de los años le costará cerrar
por que la sientes viva, palpitante, y tan tuya
que bebes de la sangre para poder sangrar.

1 comentario:

Andaya dijo...

Lo he vuelto a leer. No había entendido nada, más bien todo al revés.

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