iluminado lecho (elegia)

En este claroscuro, esta penumbra
tan airada que levantó en mi su consecuencia
la funesta presencia de la esencia
del color de lo negro que se encumbra.

En la melancolía solitária
donde hizo reino y plantó la cobardía
su planta de renuncias, la poesia
doliente ,maloliente y planetária.

En aquella cornisa que se quiere
tal y como se ama la cima que nos ciega
para un salto, el calor que se niega
si el frío del hastío se prefiere.

Todos y cada uno de los astros
con todas sus completas soledades
orbitadas carencias, remendadas verdades
la querencia de los abandonados castros.

Atormentado, un grito en una nube
donde el azufre puso más empeño
y el empeño me quiso como dueño
pero el azufre que baja nunca sube.

Alli donde viví, donde dejé mis mares
castrandose en la costa de las penas
hay un rumor de naves, de cadenas
rompiendose, quebrando sus pilares.

Se derrumba la obra, derribo la tristeza
en toda la extensión de la palabra
tormentosa, tenebrosa, macabra
y en la palabra levanto la pureza

Ya los negros rompientes, ya la espera
cansada de esperar y de esperar gastada
dormida, renacida y trasformada
se torna y se corona primavera.

Sobre la claridad de un aliento que muere
por respirar del aire de mi luna
y es en mi luna,y es en mi fortuna
donde su vida plenamente quiere.

Abriendo las ventanas, los cristales
florecen, ya las cosas del pecho
se ofrecen sobre un iluminado lecho
poblandose de besos germinales

Es la quietud del labio donde llora
la ausencia de otra boca
la desesperación cuando se toca
el tacto de la boca que se adora.

Y es el relampagueo
primordial sin medición posible
y posesiva, durmiente devaneo
de amor interminable e imbatible.

Aquí es donde me veo, aquí me miro
donde elevo, final y terminada
la elegiá a mi vida de herida atormentada
y en el amor respiro.
Recibo su llamada
el bien de su supiro
y su llegada.