lunes, 1 de junio de 2009


La vida es un viaje interminable, muchas veces con un patrón repetitivo de compases, como el blues.
Llamadas y respuestas expresivas, a ciegas o insolentes, llamadas desde lo azul.
Y la vida es más tristeza que alegria, mucho más recurrente, y más interior, espiritus caidos que levantan los pies de la tierra oscura con su espiritualidad en tres por cuatro.
La vida, como el blues, necesita una base, unos cimientos, un tambor que nos marque la pauta que nos lleva hacia cotas mas altas. Vida sin armonía, sin pulsación, sin pauta no es blues, es un misterio, la vibración del bajo, el pulso en la persona. Luego están los detalles mucho más efectivos, efectistas, brillantes, culminación, cadencia, sublimes altibajos.
La vida es como el blues, y como el blues se vive.
Ella y yo somos blues, desde la diferencia. Ella es azul muy negro, se rebautiza Aretha, y de padrino Jerry. Yo, como azul más claro despeino mi melena importada de Belfast, Van Irlandés, con garras de Morrison marcadas.
Nuestra historia es un blues, desgarrado y vigente, llamadas y respuestas que un buen día llegaron de la tristeza suave.
Una noche de mayo, haciéndole un guiño a nuestra Edad de Oro, encontramos la pauta en el sonido limpio de una banda de blues. Y señores que banda. Yo que soy de palabras mucho mas que de notas, siempre toque de oído solo lo que me dejan, no les haría justicia.
Solo puedo deciros que el azul de mi gata me resultó mas bello, mas brillante, más negro. Y que afiló sus garras de las letras calientes y en los sonidos puros
Con eso ya me basta.
Señoras y señores, con ustedes, desde las interioridades de dos almas en blues, LOS FABULOSOS BLUESHAKERS. Quedan todos avisados, pero también comprendo que es preciso comulgar con las ruedas de este molino azul que nunca parará de girar
.

Fabulosos Blueshakers with Keith Dunn

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